Tal como prometimos en el artículo anterior en el que hablábamos de correcciones, este artículo te servirá para reflexionar sobre tu lenguaje no verbal con el caballo.
Ya sé que es muy común que utilicemos palabras cuando estamos con nuestros caballos, pero en realidad, lo que ellos entienden mejor es nuestra energía, nuestro lenguaje corporal y la energía que viene asociada al mismo.
Para terminar la reflexión, vamos a hacer juntos un diagnóstico de la situación y luego miraremos un vídeo en el que veremos la diferencia entre pedir algo con intención y pedirlo sin intención. En este artículo no te explicaré cómo se hacen las cosas, sólo quiero que leas las preguntas, reflexiones y luego si quieres, puedes hacer los deberes que te propongo al final del artículo.
- Cuál es nuestra actitud cuando andamos con nuestro caballo?
- ¿Nuestra energía es tranquila?
- ¿Le tenemos en vista o andamos con él sin mirarlo y dejamos que él haga un poco lo que quiera?
- ¿Sabemos apreciar nuestra energía? ¿Es muy atenta? ¿Tanto que nos adelantamos siempre a todas las reacciones del caballo? ¿Es muy relajada, tanto que llegamos tarde a cualquier reacción del caballo?
- ¿Sabemos cambiar nuestra energía rápidamente de relajados a atentos y listos para corregir, pero sin brusquedades?
- ¿Tendemos a ir relajados, pero luego cuando el caballo hace algo que no nos gusta, pasamos al enfado y a la desilusión?
- ¿Después de ser algo más firmes, logramos relajarnos de inmediato cuando el caballo se relaja y nos da la respuesta que estábamos pidiendo?
- ¿Si le pedimos algo al caballo nuestra energía cambia, o es la misma siempre?
Como te darás cuenta cuando termines el artículo y lo pruebes con tu caballo, nuestra energía es clave para una buena comunicación no verbal con el caballo. Cualquier jinete debe saber cambiar su energía y sus intenciones. Debe saber aumentar la intensidad de su energía y disminuirla.
Tal como explicamos en una de las clases del curso de Lenguaje equino en EquierroresLAB, una de las cuatro preguntas que debemos hacernos antes de subir de nivel en cualquier situación es:
¿Nuestro caballo sabe distinguir la intención de la no intención de lo que estamos pidiendo a este nivel en el que estamos?
En otras palabras: ¿nuestras peticiones no le están confundiendo?
Piensa en un caballo asustadizo. Cuando levantamos un brazo para arreglarnos el pelo, por ejemplo, para ponernos un casco o quitarnos una chaqueta, el caballo asustadizo que no sabe distinguir la intención de la no intención, se asustará. ¿Cierto?
En esta misma situación, ¿cómo haremos para que nos atienda sin que se asuste cuando estemos delante y levantemos el brazo con intención para que se vaya hacia atrás? Porque también se asustará, y a lo mejor muchísimo, ¿cierto?
Aquí sólo quiero que reflexiones sobre el tema. La respuesta no se puede dar en un artículo, es demasiado amplia, pero está en los cursos online, explicada con un montón de ejemplos, cómo empezar, como terminar y qué hay que tener en cuenta. En el curso sobre la Educación del Ramal te enseño los ejercicios prácticos que se pueden hacer para que esto deje de ocurrir, cómo hacerlo con caballos que se asustan, con caballos que no distinguen presión de relajación, con caballos que no reaccionan a la no intención, pero tampoco lo hacen a la intención, etc.
La situación que te he expuesto ahora arriba, con el caballo asustadizo, tiene que hacerte pensar. Porque seguro que te has encontrado con caballos a los que no sabes muy bien cómo explicarles las cosas sin que se asusten. También te habrás encontrado caballos que no sabes cómo hacer que atiendan a tus ayudas porque en realidad les importa un pepino lo que hagas con intención o sin intención, que ni se inmutan. ¿Me equivoco?
Todo. Una vez entendemos esto y empezamos a practicar con nuestra energía, entenderemos también que una vez el caballo distingue bien la intención de la no intención, nuestras correcciones serán poner un tope, poner límites o corregir el rumbo, de forma firme pero tranquila y a veces tan sutil que nadie se da cuenta, excepto el caballo. Le estaremos diciendo al caballo cosas de forma que entienda, se confunda lo menos posible y la comunicación fluya lo mejor posible. Acuérdate que decir NO puede ser tan simple como “tu grupa NO puede estar aquí, tiene que estar más hacia allá”. O NO pares, sigue andando.
Irá aumentando el grado de confianza y respeto del uno hacia el otro, día a día. Los obstáculos que nos encontraremos pasarán a ser retos que tendremos que superar ambos y el riesgo de hacernos daño en situaciones de tensión o conflicto, disminuirán.
Dejo aquí un vídeo que grabamos durante un clínic en Ibur Hipika Kluba cuando hablamos de los fundamentos del manejo de caballos pie a tierra.
Explico la diferencia entre la energía que debemos utilizar cuando hacemos algo sin intención y cuando lo hacemos con intención. Verás como Ainhoa lo prueba y no le sale la primera vez. Luego, rápidamente, ajusta su energía y automáticamente se ve una gran diferencia.
Quiero hacer un pequeño apunte en el vídeo con relación a lo que venimos explicando en los artículos anteriores:
Hay un momento del vídeo en el que estoy explicando y que el caballo da un ligerísimo empujón a su amazona. Sin consecuencia.
Justo después, se atreve con un empujón que hace que ella tenga que mover los pies. Y es un claro “mueve los pies”. No es un “dame un mimo” (como se malinterpreta muchas veces). De nuevo, sin consecuencias.
Acto seguido avanza un paso hacia delante queriendo ya, invadir mi espacio también, así, sutilmente.
No es grave, porque los caballos un poquito más dominantes son así, pero hay que saber gestionarlo para que no se vuelvan caballos inseguros. Un caballo no sabe ser el líder de un ser humano. Lo sabrá ser de otros caballos, pero no de un ser humano en el ambiente de un ser humano.
Al revés de lo que podamos pensar, un caballo necesita sentir que un ser humano está en control de la situación para sentirse a salvo en un ambiente que no es el suyo.
Si no llega a hacer algo para frenarlo, el caballo hubiese continuado escalando y ganando terreno. (No lo frena de la mejor manera pero eso ya es otro tema, lo explicamos con todo detalle en el curso de la Educación del Ramal) Mira de nuevo el vídeo y fíjate en la sutileza del primer gesto. Incluso el gesto que hace un poquito antes del primer empujón se podría ya interpretar como una invasión no permitida de nuestro espacio. Si aprendemos a interceptar esas pequeñas señales, raramente necesitaremos una corrección más fuerte puesto que nuestra conversación empieza mucho antes del momento en que ya, avanza con una mano. ¿Entiendes un poco mejor ahora el concepto “corrección”? Espero que vaya quedando cada vez más claro 😉
Te invito a reflexionar sobre lo que has visto e intentes sentir la sutileza con la que alguien puede cambiar su energía y explicar las cosas al caballo de forma muy clara con ese cambio.
Posibles deberes de reflexión:
Cuando vayas a ver a tu caballo puedes hacer la prueba: Pide algo con intención de pedir y luego pídeselo sin esa intención. Anota lo que sientes, lo que haces, lo que el caballo hace, cambia la energía para ver qué reacción tiene el caballo, haz más gesto, menos gesto, con más energía, con menos, con una energía pasiva, con una más activa y estudia vuestras reacciones.
Si estás en alguno de los cursos online, comenta tus conclusiones en los comentarios de las lecciones ¡para que hablemos sobre ellas!
En los próximos artículos hablaremos de la intención y la no intención a la cuerda y a caballo. No te los pierdas aquí en tu revista Equisens 😉