Yo no he sido siempre una buena embajadora de dicho título. De hecho, cuando empezó mi carrera profesional poco sabía de la importancia de crear una buena relación antes de empezar a trabajar con un caballo.
Pocos somos los que trabajamos la relación con el caballo antes de subirnos a él o empezar a pedirles cosas, pero lo cierto es, que cuando más profundizo en ella, más me doy cuenta de la importancia y relevancia que tiene en cualquiera de nuestras interacciones con caballos.
La primera razón que me viene a la cabeza de porqué no se presta más atención a este aspecto del entrenamiento, es por falta de conocimiento. La segunda, y siempre pensando en los años que estaba entrenando a los caballos de la Guardia Real Inglesa o durante los periodos de entreno en el mundo equino más convencional, era la falta de tiempo. Siempre corriendo de un caballo a otro, 60 minutos de entreno y luego otro. Obviamente dentro de estos 60 minutos estaban los espacios de calentamiento y enfriamiento, pero siempre enfocado en la parte más física del caballo, nunca pensando demasiado en la parte más mental o emocional. La tercera era el pudor; pudor a que los clientes y otros jinetes te vieran hacer tus cosas. Esas cosas menos convencionales, y de las que por aquel tiempo, nadie hablaba; lo que no hacía nadie, cómo ir andando por la pista con el caballo de la mano, dejándolo husmear el suelo, observar el entorno mientras yo me adaptaba a seguir su respiración, sus pasos y en sentir su ser.
Esto cuando yo trabajaba cómo jinete y entrenadora de caballos “normales” no se hacía ni lo podía hacer. Era impensable salir a pista, con el caballo de otro, para ir a “pasear”… que risa, la gente quiere resultados. Los que te pagan por entrenar a su caballos quieren ver eso, que estás encima del caballo entrenando; trabajando; haciendo algo; y cuando más hagas y más sudado salgas de pista mejor.
Pues no, después de veinte años en este mundo, escribo este artículo, un artículo que destaca la importancia de crear una relación con el caballo antes de poder subirnos y entrenarlo, y de lo inútil que le es al caballo salir exhausto de las sesiones de entrenamiento… inútil es poco!
A nivel etológico y cognitivo, trabajar la conexión y la mente, da al caballo unas herramientas y seguridad que de otro modo no tiene, o que en mi experiencia, tardará mucho en adquirir (eso si tenemos suerte). A nivel humano nos da la profundidad de entender la personalidad de cada caballo individualmente de una forma menos invasiva y más natural; como un cortejo; ahora, con la experiencia y mirando hacia atrás, me parece insólito que no se tenga en cuenta la relación con el caballo y no sea prioritario profundizar y trabajar en la relación emocional y mental….
Cuando conocemos a alguien por primera vez, ¿a que no se nos ocurriría abrirles su bolsa de deporte o bolso y empezar a buscar entre sus objetos personales para cogerles el móvil ? O si nos encontramos a alguien a quien acabamos de conocer ¿no se nos ocurriría pedirle que nos ayude con una mudanza? ¿o a limpiar el coche? no sería una buena manera de empezar una relación de amistad ¿verdad? más bien lo contrario, nos quedaríamos más solos que la una.
Pero con los caballos no solo nos vemos con el derecho y la libertad de subirnos en ellos antes de tener cualquier tipo de relación previa, sino que también les pedimos que se relajen, que hagan los ejercicios y que se sometan a nuestros deseos y demandas. No se tú, pero yo, no me sentiría muy cómoda si fuera caballo y de repente alguien que no se ni quien es, me subiera encima y insistiera en que me relajase…
Con eso declaro que si realmente queremos conectar y tenemos en cuenta las necesidades de los caballos, que por cierto, también son animales sociales, debemos empezar a respetarlos como tales, y dedicarles el tiempo necesario para conectar de una forma no violenta antes de subirnos a sus espalda o de empezar a pedirles que se flexionen aquí y que den un poco de allá.
Cuando hace años me especialicé en trabajar caballos con problemas de comportamiento, tenía carta blanca para hacer lo que quisiera, y enfocar el training a mi manera. Cómo era la última oportunidad para muchos de ellos, y todos los otros métodos ya habían fallado hacía tiempo, que me paseara o que me sentara en el box con ellos no era visto como una locura o pérdida de tiempo.
Puedo decir con orgullo, que todos los caballos, después de tener una buena relación con ellos pie a tierra, me permitían trabajar con su cuerpo, con sus desajustes de una manera más o menos segura, y que al final, todos estaban en paz con ser montados y dispuestos a dar lo mejor de ellos mismos con mis solicitudes de doma o salto.
Lo que vengo a decir es que el vínculo y las emociones afectan el estado físico y mental del caballo; hay una correlación entre muchos de los problemas de comportamiento y físicos que nacen de la falta de vínculo con la persona que los maneja o monta. Muchos, me atrevería a decir que la mayoría, se pueden solventar cuando el vínculo es creado y los bloqueos mentales desaparecen.
Hay muchísimos ejercicios que se pueden hacer para conectar y poner foco en nuestra relación antes de empezar a entrenar. No todos esos ejercicios tienen porqué estar relacionados en sentarse o no hacer “nada” con el caballo; hay muchos otros que son más dinámicos, para las personas inquietas como yo, pero todos esos ejercicios tienen en común, el ayudarte a ti y a tus caballos a entablar una relación de conexión y de amistad inigualable.
Muchas gracias por seguirme, y si queréis saber más de cómo crecer junto a los caballos, no dudes en contactarme [email protected]