Entre finales de Agosto y principios de Septiembre el huracán Dorian golpeó con toda su fuerza a Carolina del Norte, en Outer Banks, una cadena de islas frente a la costa. Allí viven un grupo de caballos ferales que que han desarrollado un método de supervivencia a lo largo de los últimos siglos.
No es el primer huracán que azota las islas de Outer Banks, pero estos caballos han pasado los últimos 500 años sobreviviendo a las inclemencias meteorológicas propias del ecosistema que habitan.
Se trata de mustangs coloniales españoles, una raza de caballo cimarrón estadounidense. Su nombre se debe a su descendencia de los caballos introducidos desde España en el siglo XVI, y hoy habitan las islas de Outer Banks y se viven en estado salvajes.
A lo largo de cinco siglos han desarrollar una técnica (o quizá ya la tienen implementada en su genética) para percibir cuándo el peligro se avecina: son capaces de percibir la gran bajada de presión atmosférica que precede a un huracán. Cuando esto sucede, la manada se desplaza hacia zonas más altas, y allí se amontonan bajo robustos robles.
La fundación Corolla Wild Horse gestiona y protege esta manada de caballos salvajes, una población de aproximadamente 100 ejemplares, y recibe una avalancha de gente preocupadas por ellos cada vez que se acerca un huracán.
La fundación junto con los voluntarios, antes de los huracanes, proveen a los caballos de heno y agua adicional. También tienen identificados e inventariados a todos los caballos para hacer recuento una vez pasados. No obstante, tras todos estos años ha quedado demostrado que poco más necesita esta manada para sobrevivir. Son capaces de afrontar los huracanes ellos solos con poco más.
La naturaleza es sabia.
Fuente: CNN