En el deporte ecuestre, aunque competidores, muchos deportistas se conocen entre ellos, entrenan en el mismo club o coinciden en competiciones y viajes. A veces pasan mucho tiempo juntos y muchos llegan a establecer buenas amistades, lo que hace que después de sus respectivas pruebas, muchos de los concursantes charlen de cómo les ha ido a cada uno.
-¿Qué tal, cómo te ha ido la reprise?
– Bueno, podría haber ido mejor. Ha empezado un poco tensa al entrar en la pista y en la transición desde la parada le ha costado acompañarme. Después en el trote largo le ha faltado un poco de elasticidad y al encarar el apoyo a la izquierda he sentido un poco de desequilibrio que he tenido que compensar y ha perdido fluidez. Tanto en las transiciones, como durante la pirueta ha tenido dificultades con el contacto y me ha costado mucho encontrar la sostenibilidad. En el piaffe y los cambios de pie, notaba mucho balanceo y me ha sido difícil mantener una buena cadencia, igual que en los pasos atrás, donde estaba muy rígida.
¿Y a ti el recorrido?
– Tampoco hemos empezado muy bien. Ya en el calentamiento, hemos tenido alguna “discusión” también con el contacto.
En la batida del oxer se ha quedado un poco atrás y al salir del vertical se ha caído hacia el interior, me a costado recuperarle y llegando al doble me ha dado la sensación de que íbamos muy ràpido y con las sacudidas de cabeza me ha costado mucho aflojar… pero he acabado sin tocar ni una barra…
– ¿Y cómo lo ves para mañana?
– No sé… me da igual…
– ¿Cómo que te da igual?
– Me da igual porque esto no es nuevo. Ya hace tiempo que me esfuerzo en mejorar, pero nada de lo que propongo le gusta, intento hacerme entender pero no me escucha, tiene sus ideas y no lo saques de ahí… no tengo ganas ni de salir a entrenar y ya no te cuento el agobio en los desplazamientos…
– Pero hace lo que puede…
– Quizás, pero a estas alturas no me vale… llevamos mucho tiempo juntos y debería conocerme mejor. Sabe que hago todo lo imposible para hacer las cosas bien, pero siento poca empatía de su parte y eso me duele, me duele mucho.
– Ya te entiendo… yo tengo un poco la misma sensación con ella. Se esfuerza para hacerme feliz a su manera, pero no se da cuenta de que su tranquilidad no tiene nada que ver con mi bienestar. Y como tú, tengo la impresión de que por muchos gestos que haga, no me escucha. No ve que trabajando de esa manera no puedo expresarme, que si confiara más en mi podría mostrarle todo lo que llevo dentro y llegaríamos mucho más lejos…
– …ya…
– …
– Sabes, a veces sueño que una mañana entra por la puerta de las cuadras y se acerca cabizbajo hacia mi box, se queda apoyado en la puerta mirándome tímidamente y me dice que no se siente bien usando la fuerza y artilugios para montar. Me pregunta si es posible hacerlo de otra forma… y yo le digo que sí, que todo eso que utiliza conmigo no sirve más que para ir rompiendo poco a poco mi cuerpo, mi mente y mi alma, que si me escucha e intenta comprender cómo pienso, podré mostrarle que soy capaz de aprender muy rápido, estaré menos enfadado, rendiré mil veces más y lo pasaremos mucho mejor los dos…
– Ojalá que mañana me llegue a mi también… – ¡Llegará y lo celebraremos los cuatro!