Cómo la psicoterapia puede ayudar a vencer enfermedades mentales
Sarah Smith, 24 años
Tras ser abandonada al nacer y posteriormente adoptada, sufrió durante 18 años abusos sexuales y psicológicos, lo que la llevaron a la drogadicción y a desarrollar enfermedades mentales que, finalmente, la convirtieron en una sin techo a los 19 años.
Actualmente, lleva cuatro años sin consumir ninguna sustancia, y está cerca de graduarse en un programa de sociología. Hace dos años le diagnosticaron cáncer de garganta, aunque tras una dura lucha, el cáncer se encuentra ahora en fase de remisión.
La terapia con caballos le ayuda a superar su historia de violencia, abandono y trauma emocional. Gracias a ella, ha podido mejorar su autoestima y su capacidad para confiar en las personas.
Centro Ecuestre Ortega
En San Juan Capristano, cerca de Los Ángeles junto con la asociación Otra Mas y los caballos han marcado la diferencia que Sarah necesitaba. Muchos son viejos caballos de exhibición que han sucumbido por una lesión o que, de otra manera, habrían sido sacrificados.
La directora del programa, Carol Caddes, es una amante de los caballos y terapeuta matrimonial y de terapia titulada con más de 20 años de experiencia.
«A pesar de su avanzada edad, estos caballos todavía pueden vivir vidas fructíferas y con un propósito; además, son los compañeros ideales para la terapia, dice Carol Caddes,»
Se trabaja con un modelo de terapia psicológica que observa siempre la dilatación de los ojos, el ritmo cardíaco, el lenguaje del cuerpo o los gestos. El rol de la terapeuta es guiar al paciente de forma segura a través de unas actividades pie a tierra que mantienen a ambos (caballo y paciente) dentro de una ventana terapéutica.
Al ser animales de manada, los caballos constantemente buscan formar vínculos y relaciones, dice Caddes. Esto pueden hacerlo con otros caballos pero también con personas, cuando entran en su entorno.
«Los caballos pueden ser unos grandes acompañantes en la terapia psicológica, por que reflejan y responden al comportamiento humano de forma crucial y nunca juzgan».
Los caballos pueden percibir de forma precisa información sensorial sobre seguridad o peligro que los seres humanos no podemos. Ellos pueden escuchar el latido de nuestro corazón y sincronizar el suyo propio. Esto hace que cuando introduces al paciente en el espacio terapeutico con el caballo, este responde en el mismo espectro físico y emocional que gobierna el comportamiento de las personas, lo que permite al terapeuta profundizar en la psicología del paciente.
Fuente: The Guardian