“Descubriendo la diversidad y encontrando la fuerza en el intercambio de conocimiento, experiencias e ideas.”
En los últimos años, las terapias y otros servicios asistidos por caballos están en el punto de mira. Se pone en cuestión los efectos positivos que puedan tener en los usuarios, por falta de suficiente evidencia científica que lo corrobore y por la existencia de estudios que demuestran lo contrario.
Lejos de querer decir que no tengan efectos positivos, es una muestra de lo difícil que es, primero, probar que existe un efecto y después que este efecto justo se deba al caballo y no al entorno o a las personas que acompañan o a otras circunstancias de la vida del usuario.
Lo que queda muy claro en este Proyecto de Erasmus + es que las circunstancias que rodean a cada profesional que ofrece servicios asistidos por caballos son infinitamente dispares, lo cual obviamente hace muy complicado hacer comparaciones y crear un lenguaje común desde dónde elaborar unas bases de buenas praxis y de preparación de caballos y profesionales.
La diversidad, en el bienestar psicológico y físico de los usuarios, los caballos y los profesionales, se afectan entre ellas continuamente durante las actividades. El estar bien, mal o regular, por la razón que sea, va a afectar a los demás y por ello también a la calidad del servicio.
Por eso, durante la última reunión que se realizó en Praga, hablamos de la importancia que tiene buscar, que tanto profesionales como caballos estén el máximo de bien en su día a día, para poder estar al 100% durante las actividades.
¿….y qué quiere decir esto?
Que la calidad de vida sea lo suficientemente buena para que tengamos (humanos y caballos), salud, confort y felicidad.
Salud es un estado de bienestar completo tanto a nivel físico, mental como social, no meramente la ausencia de enfermedad y malestar.
Confort se define como un estado físico libre de molestias y un estado mental libre de emociones negativas.
Y por último la felicidad, el estado de ser feliz: estar contento, sentir placer y/o satisfacción, alegría, bienestar, diversión, animado etc.
“En la teoría esto suena fantástico y seguramente la mayoría podemos estar de acuerdo en que deberíamos buscar justo esto, pero ¿qué pasa en la realidad?”
Tenemos profesionales, con distintos niveles de preparación/experiencia personal y formativa, con diversos niveles adquisitivos, con diferentes equipos y entornos de trabajo, con diferencias culturales y con millones de variables a nivel personal y social.
Si un profesional –
- Está muy bien preparado y con una amplia experiencia para afrontar las adversidades de la actividad.
- Puede cobrar una minuta que refleja el coste del servicio.
- Ha podido adquirir el caballo “perfecto” para la actividad y tiene tiempo para prepararlo y asegurar que esté cómodo durante las sesiones.
- Posee un material e instalaciones óptimas para trabajar y para asegurar la calidad de vida del caballo en su día a día.
- Tiene un equipo profesional y un entorno que lo apoya
¡Entonces es coser y cantar!
Pero por desgracia, nuestra experiencia nos dice que esto no suele ser así, y entonces la cuestión es cómo solucionamos esto.
Porque si un profesional tiene una preparación y experiencia limitada y sólo tiene recursos para adquirir un caballo que tiene dificultades a nivel físico y mental, que a su vez necesita mucho del profesional y del entorno para poder llegar a estar preparado y en condiciones para realizar las actividades de forma adecuada y cómoda, entonces es muy complicado asegurar una óptima calidad de vida tanto para el profesional como para el caballo y por no mencionar la calidad del servicio que se estará dando.
Es el pez que se muerde la cola…
No es que no se quieran hacer las cosas bien, es que, bajo según qué circunstancias, no se puede.
La sostenibilidad económica obviamente es una clave y también el acceso a una formación y preparación de calidad basadas en la ciencia, la experiencia y la colaboración interdisciplinar.
La sostenibilidad económica pasa por:
- Una tenencia sostenible a nivel medioambiental, una optimización de los recursos que a la vez garantiza el bienestar de los caballos y la eficiencia económica.
- Poder cobrar una minuta que refleja el coste real de la actividad, que en parte viene dado del poder probar científicamente su eficacia y argumentar sus beneficios.
- Que la participación de los caballos en las actividades no sea perjudicial para ellos sino positiva, ya que esto a la vez, reduce su coste en veterinario u otros profesionales de la salud del caballo, alarga la vida “útil” del mismo y asegura una buena calidad de servicio.
El acceso a una formación y preparación de calidad pasa por:
- La formación debe ser accesible para la mayoría, tanto a nivel de costes como por formato para poderlo compaginar con la actividad profesional, sea en régimen público, concertado o privado.
- La formación debe estar diseñada y desarrollada por un equipo de profesionales y expertos interdisciplinarios, con una amplia experiencia y con la meta común de mejorar continuamente a nivel global.
- Estar continuamente al día de las problemáticas que tienen los profesionales de nuestro sector y de la investigación existente y en desarrollo.
- Ofrecer formación continuada tanto teórica como práctica en todas las áreas que afectan el desarrollo adecuado de la actividad profesional.
- Espacios y talleres de intercambio para profesionales, en los que fomentar la colaboración y el trabajo en equipo.
Es muy fácil sobre el papel, pero poner esto en marcha es algo muy laborioso y hace falta muchas personas que dediquen su tiempo a ello. Obviamente mientras más seamos y más voluntad pongamos en buscar esta meta común que nos va a beneficiar a todos a medio y largo plazo, más fácil será.
Los últimos acontecimientos tanto a nivel de propuestas legales sobre el bienestar de animales que forman parte de actividades económicas, como lo que ha sucedido con la fase de equitación en pentatlón, como el grave problema de sobrepoblación equina, así como la continua dificultad de hacer rentables negocios que miran por el bienestar equino, hacen ver la urgencia de unir fuerzas y ponernos en marcha.
Sí queremos actualizar y mejorar la imagen de nuestro sector, ofrecer servicios asistidos con equinos de calidad tanto para humanos como para caballos y prepararnos para un futuro mejor, confiemos en la buena voluntad de todos y pongámonos manos a la obra.