El agua es uno de los nutrientes básicos que un caballo necesita para sobrevivir. Para velar por la salud y el bienestar de los caballos, sabemos que es importante proporcionarles agua y que la tengan a libre disposición siempre, pero debemos tener en cuenta que tiene que ser de buena calidad, limpia y con buen sabor.
Es posible que los caballos tengan una deficiencia de agua por una serie de circunstancias ajenas a ellos, como un sabor desagradable, la poca disponibilidad de la misma o la pérdida de sed debido a un esfuerzo realizado. Si el caballo no bebe suficiente agua no solo disminuye su rendimiento, sino que también se reduce la ingesta de otros alimentos, se puede deshidratar y, en casos muy extremos, llegar a morir.
La cantidad de agua que un caballo ingiere a diario puede depender de varios factores, como el tipo, cantidad y calidad del alimento consumido, ya que los pastos frescos, por ejemplo, contienen entre un 60 y un 80% de humedad y ya proporcionan una gran cantidad de los requisitos de agua para el caballo. En cambio, el heno y el grano son muy bajos en humedad, por lo que los caballos beberán más agua para satisfacer sus necesidades. Asimismo, la climatología y la temperatura, la edad del caballo y el tipo y cantidad de actividad física que realice también influirán en la cantidad de agua ingerida.
Un caballo puede vivir casi un mes sin comer, pero en tan solo 48 horas sin agua, un caballo puede comenzar a mostrar signos de cólico y puede convertirse rápidamente en una amenaza para su vida. Entonces, ¿qué debemos tener en cuenta a la hora de proporcionar agua a los caballos?
- El consumo de agua depende de cada caballo. En un clima moderado, un caballo de tamaño medio beberá de 20 a 55 litros de agua cada día. Además, debemos tener en cuenta que los caballos pasan solo de cinco a seis minutos al día bebiendo agua, aunque lo hacen en muchas tomas a lo largo de la jornada, por lo que a veces parece que están siempre bebiendo.
- Las variaciones en la ingesta de agua pueden cambiar a diario. Si un día un caballo bebe dos cubos de agua, no significa que hoy o mañana igualmente tomará dos. Por eso, es recomendable llevar un registro del consumo de agua y avisar a un veterinario si el caballo parece beber poca o nada de agua. Si, por ejemplo, el caballo tiene agua disponible mediante sistemas automáticos, el control de la cantidad de ingesta de agua se complica, así que deberemos complementar el seguimiento de su salud revisando el estado de sus encías (tienen que estar húmedas) y de su piel (si la pellizcamos en el cuello, tiene que volver a su posición normal).
- La dieta afecta el consumo de agua. De esta forma, según la alimentación que siga el caballo, deberá disponer de más o menos cantidad de agua diariamente.
- El tipo y la intensidad de la actividad física que realicen influirá en la cantidad de agua que beban los caballos. Durante el ejercicio, se pierde sodio, potasio, cloruro, calcio y magnesio a través de las heces, la orina y el sudor, causando fatiga y debilidad muscular. Es vital reponer las pérdidas de electrolitos, especialmente cuando un caballo trabaja a media y alta intensidad o cuando viaja o compite.
- El clima suele afectar el consumo de agua. Normalmente, los caballos consumirán más agua en verano. Los caballos sudan para ayudar a la termorregulación: el calor se evapora de la piel a través del sudor a temperaturas ambientales moderadas. Sin embargo, en temperaturas cálidas y húmedas, cuando la temperatura ambiente es la misma que la del cuerpo del caballo, los mecanismos de enfriamiento normales se vuelven ineficaces y el caballo puede correr el riesgo de deshidratación y estrés por calor.
- La salud general del caballo afecta el consumo de agua. En ciertas etapas de la vida de un caballo, como en el caso de una yegua lactante, puede aumentar el requerimiento diario y la ingesta de agua. Los problemas de salud subyacentes pueden afectar el consumo de agua, así que los cambios en la ingesta normal de agua del caballo pueden indicar otros problemas. La diarrea y la enfermedad renal crónica, en particular, pueden causar mayores pérdidas de agua del cuerpo que deben ser reemplazadas.
Proporcionar agua fresca y limpia a los caballos en todo momento es un principio básico.