Esta pregunta me la han hecho ya varios propietarios, a veces porque ellos mismos están pensando en el bienestar de sus compañeros de cuatro patas, y otras, queriendo denunciar lo que a sus ojos parecía un caso de maltrato animal.
Todos, veterinarios y no veterinarios, hemos visto caballos que por su edad y/o estado de salud no deberían estar trabajando.
Si revisamos la Ley de Bienestar Animal, en lo que se refiere a équidos los divide en dos variantes: aquellos que están dirigidos a reproducción y los que van a ocio/trabajo. Ambos tienen una legislación específica que menciona dimensiones de boxes, tiempo de descanso, horas de luz etc, que sigue siendo poco clara, ya que usa palabras como “suficiente” o “de acuerdo con” que dejan a interpretación del usuario demasiadas variantes.
¿Esto qué quiere decir? Que la Ley de Bienestar Animal en équidos es bastante laxa, poco clara y da cabida a vacíos legales.
Para hablar de bienestar animal en équidos nos tenemos que remitir a las recomendaciones de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) que recoge el bienestar de los caballos dirigidos a trabajo en su capítulo 7.12. Ó a la Guía de Buenas Prácticas de bienestar animal para el mantenimiento, cuidado, entrenamiento y uso de caballos que publicó la Asociación de Veterinarios Especialistas en Équidos de España (AVEE).
Ambas resumen en varios puntos el bienestar en équidos:
- Ausencia de sed prolongada: agua limpia a libre disposición siempre.
- Ausencia de hambre prolongada.
- Presencia de refugios/protección. Se relaciona con el confort para tumbarse, confort térmico y espacio de movimiento.
- Ausencia de lesiones y enfermedad. Especifica ausencia de heridas, de enfermedad y dolor inducido por las prácticas de manejo.
- Posibilidad de expresar su comportamiento como especie.
- Ausencia de miedo y estrés.
Podríamos discutir uno a uno todos estos puntos y ver como todavía hay propietarios e hípicas que pueden mejorar mucho, pero hoy vamos a centrarnos en ausencia de lesiones y enfermedad.
No es sólo cuestión de edad. Es lógico que los caballos acumulen lesiones, achaques y/o enfermedades crónicas a medida que pasan los años. Nosotros los humanos también los sufrimos. Pero no es sólo cuestión de edad, es cuánto han trabajado esos años y cómo se han cuidado.
Una de mis profesoras me dijo una vez: “Cada salto que da un caballo, es un salto menos que le queda”. Esto no sólo sirve para los caballos de salto, sino también con los de doma, los de clases etc.
No es lógico que no tratemos sus lesiones y enfermedades o incluso que, a veces, ni siquiera los diagnostiquemos y no lo tengamos en cuenta a la hora de trabajar o no.
La Guía de AVEE puntualiza: “Los métodos de entrenamiento deben adaptarse a la edad de los caballos y a su capacidad física y mental para protegerlos del dolor, sufrimiento, ansiedad, lesiones y discapacidad permanente”.
Los caballos mayores y/o con enfermedades/lesiones deberían tratarse de sus dolencias y si éstas les permiten ser montados, trabajar dentro de unos límites que garanticen su salud.
Ha llegado la hora de “jubilarlos” (entendiendo jubilarlos, como dejarlos vivir tranquilos en un prado, por ejemplo) cuando su salud se vea comprometida.
Por último, invito a cualquiera que vea uno de estos caballos trabajando, primero a que pregunte al propietario ( porque no todos tenemos la misma percepción), luego a un veterinario y si, efectivamente, no debería de estar trabajando, denunciarlo.