Las enfermedades infecciosas de carácter vírico son bastante comunes en el mundo del caballo y, además, la tasa de mortalidad suele ser bastante elevada o, en caso de sobrevivir, suelen quedar secuelas importantes. De todos modos, con una buena prevención, siguiendo un plan de vacunación adecuado y unas medidas sanitarias correctas, el riesgo de contagio se minimiza notablemente.
Gripe equina
Una de las más conocidas es la gripe equina, provocada por un virus altamente contagioso que se propaga por estornudos y secreciones o porque el caballo está en un entorno contaminado. Afecta al sistema respiratorio del caballo y el periodo de incubación de la enfermedad es de uno a tres días, después comienzan a aparecer los síntomas. Los caballos enfermos presentan fiebre muy alta, tos que puede alargarse durante varias semanas, secreción nasal serosa (líquida y clara) y, a veces, hinchazón leve de los ganglios debajo de la mandíbula. Además, la infección puede derivar en una neumonía, la cual puede agravarse si no se trata a tiempo.
En este caso, la prevención se basa en el manejo, especialmente cuando hay caballos nuevos en las instalaciones o llegan de un viaje, ya que deberían mantenerse en cuarentena. La vacunación en estos casos es primordial: dos primeras vacunaciones separadas por 4-8 semanas y una dosis anual de recuerdo o dos anuales en caballos de competición o que viajan mucho.
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Rinoneumonitis
Otra de las enfermedades víricas más conocidas, especialmente por los brotes que ha habido en los últimos años, es la Herpesvirus Equino o la Rinoneumonitis. El virus EHV, extremadamente contagioso, se caracteriza por una infección respiratoria, parálisis, abortos, inflamación de la médula espinal y, en algunos casos, la muerte en caballos jóvenes. La enfermedad se propaga a través de las secreciones nasales, el contacto con caballos ya infectados y por el uso de utensilios del agua y la comida que estén contaminados. Los síntomas también son muy parecidos a los de la gripe: fiebre muy alta (por encima de 41ºC), secreción nasal y tos. Además, puede haber falta de coordinación, debilidad sobre todo en posteriores y dificultad para defecar y orinar.
Igual que en la gripe equina, los caballos deben ponerse en cuarentena y es de vital importancia tener el calendario de vacunación al día. La primera vacunación se realiza cuando tienen un mes y se repite a las cuatro semanas y, después, anualmente. A las yeguas gestantes se las vacuna en el quinto, séptimo y noveno mes de gestación.
Fiebre del Nilo Occidental
El virus de la Fiebre del Nilo Occidental se transmite a los caballos a través de los mosquitos y afecta también a aves, entre otros animales. Esta enfermedad afecta al Sistema Nervioso Central del caballo y le inflama el tejido cerebral, provocándole letargo, depresión y pérdida de apetito. El animal puede presentar temblores o convulsiones, descoordinación y quedar parcialmente paralizado.
Para controlar el virus, es necesario seguir unas medidas adecuadas de vacunación, de control de los mosquitos y la reducción del contacto de los insectos con los caballos, dejando a los animales en las cuadras al amanecer y al atardecer, poniendo mosquiteras en las ventanas y evitando las luces encendidas por la noche que pueden atraer a los mosquitos.