A pesar de que los dueños no lo detecten, la mayoría de caballos de edad avanzada tienen problemas de visión. El estudio «Prevalencia de problemas oculares informados por el propietario y hallazgos oculares veterinarios en una población de caballos de edad ≥ 15 años» determinó que un 90% de los caballos estudiados tenía alguna enfermedad ocular, si bien solo el 4% de los propietarios afirmaron que sus caballos padecían algún problema en los ojos.
Según un estudio de la Universidad de Queensland (Australia) publicado en Equine Veterinary Journal, la mayoría de caballos de avanzada edad tienen problemas oculares, aunque sus dueños no lo sepan. De hecho, los propietarios informaron que menos del 4% de los caballos estudiados tenían algún tipo de enfermedad ocular, pero los investigadores determinaron que casi el 90% de ellos lo tenían. Fernando Malalana, director del estudio y especialista en medicina interna equina del Hospital Equino Philip Leverhulme de la Universidad de Liverpool (Reino Unido), dijo que «los caballos son animales presa en la naturaleza y, por lo tanto, son buenos para ocultar cualquier signo de incomodidad o cualquier posible debilidad que los haga más vulnerables«. «Muchos trastornos crónicos de los ojos pueden pasar desapercibidos, mientras que el proceso de la enfermedad y la incomodidad continúan en segundo plano», siguió.
La investigación se centró en el análisis de una encuesta a mil dueños de caballos en Queensland (Australia), acerca de la salud ocular de sus caballos de 15 años de edad o más. Posteriormente, se realizaron exámenes clínicos de los ojos para detectar dioptrías y lesiones tanto fuera como dentro del ojo. Los propietarios informaron que el 3,3% de los 974 caballos del estudio tenían problemas de visión, dolor ocular, secreción o lesiones, pero tras la investigación veterinaria, se determinó que el 87,8% de ellos tenía anomalías oculares que iban de leves a graves.
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Aproximadamente un tercio de los caballos tenían cataratas en al menos un ojo y casi el 14% tenía lesiones en la córnea, aunque muchas se habían curado, las cicatrices permanecían y podían afectar la visión o causar molestias. Además, casi el 85% tenía lesiones en el segmento posterior, es decir, en el interior del ojo (incluidos problemas con la retina y/o el nervio óptico). Afortunadamente, la mayoría de estas lesiones no tenían influencia significativa en la visión: menos del 6% de los caballos tenían visión reducida (medido por la respuesta de amenaza, la respuesta de parpadeo del caballo a una mano que se aproxima). El punto curioso es que estos caballos con problemas reales de visión no fueron detectados como tales por sus dueños.
Malalana afirmó que «las bajas tasas de notificación no parecen deberse a la falta de atención u observación por parte de los propietarios». Es más, es posible que la tasa de informes sea alta en comparación con la población general de propietarios de caballos, ya que los encuestados fueron reclutados de asociaciones ecuestres que fomentan la observación. Probablemente, la baja tasa de informes se deba al simple hecho de que los trastornos oculares equinos son difíciles de detectar para las personas sin habilidades y herramientas específicas, según los autores del estudio.
Malalana aconsejó, para determinar si hay alguna molestia en un ojo, «mirar al caballo desde delante y mirar los ángulos de las pestañas: deben ser simétricos y paralelos o casi paralelos al suelo; si un ojo duele, el ángulo de las pestañas de ese lado caerá». Los propietarios también deben consultar al veterinario si un ojo parece más cerrado de lo normal, si hay alguna secreción o si tienen la sensación de que hay un problema, ya que los problemas oculares pueden empeorar rápidamente.
Según los autores del estudio, «la detección precoz de la enfermedad ocular puede mejorar la seguridad de los caballos y los humanos al tiempo que protege el bienestar equino». «Aunque los caballos tienden a enfrentar bien la visión limitada, un caballo ciego representa un peligro mayor para sí mismo y para sus cuidadores«, dijo. “Muchos caballos ciegos pueden sobrevivir sin demasiados inconvenientes, pero los propietarios deben ser conscientes de ello, para que puedan implementar medidas de seguridad para el caballo y todos los cuidadores. Si un propietario no sabe que el caballo tiene una visión reducida y continúa trabajándolo y cuidándolo como lo hacía hasta el momento, esto también podría provocar accidentes «.