“Mi tío tenía una yegua, pero se murió porque una garrapata le disecó”.
“…la yegua se puso muy mala, se tambaleaba y se caía, el veterinario me dijo que era porque una garrapata se le había metido en la sangre, se había reproducido dentro y entre todas le estaban chupando toda la sangre”.
“La campa estaba llena de ovejas y cabras. Me da miedo que le contagien la enfermedad de la garrapata”.
Habitualmente escuchamos este tipo de comentarios, así que a través de este artículo trataremos de aclarar todas las dudas sobre el efecto de las garrapatas en los caballos.
¿Cuál es el daño que pueden causar las garrapatas a los caballos?
Las garrapatas son ectoparásitos (o parásitos externos) obligados, ya que requieren para el desarrollo de su ciclo vital de los fluidos y la sangre de sus huéspedes. El daño que pueden causar las garrapatas se puede analizar desde dos puntos de vista: el daño directo, es decir la suma de la acción traumática al perforar la piel y de la acción expoliatriz al sustraer líquidos tisulares y sangre; y el daño indirecto, actuando como vehículo transmisor de agentes patógenos causantes de enfermedades como la babesiosis o piroplasmosis.
¿Pueden unas pocas garrapatas provocar una enfermedad grave en los caballos?
Una sola garrapata por el hecho de alimentarse de sangre, no supone un riesgo para el caballo, pero la acción hematófaga llegaría a ser nociva e incluso mortal en el caso de que hubiese una pérdida de varios mililitros de sangre al día ocasionada por la infestación conjunta de varios miles de garrapatas. Por otro lado, la piel lesionada por la picadura de la garrapata puede sufrir contaminación bacteriana e infestación por el gusano barrenador. Una sola garrapata, además, puede ocasionar una reacción de hipersensibilidad más o menos grave.
Respecto al daño indirecto, las garrapatas a menudo son vehículos para la transmisión de microorganismos patógenos como los parásitos causantes de la piroplasmosis equina (Babesia equi y Babesia caballi) que pueden dar lugar a una enfermedad grave en el caballo.
¿Qué es la piroplasmosis?
La piroplasmosis o babesiosis es una enfermedad parasitaria provocada por endoparásitos (parásitos internos) protozoarios del género Babesia que se transmiten por garrapatas.
¿Cómo se transmite?
La garrapata es el vehículo transmisor del parásito entre un equino portador (parasitado) y otro receptor. Tras alimentarse de la sangre del animal portador y después de varios ciclos de división y multiplicación del parásito dentro de la garrapata este se localiza en las glándulas salivales; en el momento en que la garrapata se alimenta del equino receptor, el parásito penetra a través de la saliva de la garrapata y pasa a sangre donde continúa su ciclo biológico…
¿En contacto con qué animales se puede infestar el caballo?
En principio las especies principales de este parásito son específicas para huéspedes y vectores. Un caballo se infesta cuando es parasitado por la garrapata adecuada de la familia Ixodidae la cual es a su vez portadora de la especie parasitaria específica del caballo (Babesia equi o Babesia Caballi). Los portadores son equinos (caballos, burros, mulas o cebras) que recuperados de los signos clínicos continúan infestados, en estado de premunición, durante un periodo variable que puede oscilar de los 10 meses a los 4 años.
¿Cuáles son los signos clínicos de la piroplasmosis?
Los caballos adultos que no han estado expuestos previamente comienzan a desarrollar la enfermedad entre la primera y cuarta semana después del contacto. Presentan fiebre, depresión, disnea, mucosas pálidas o ictéricas, hemorragias en mucosas de nariz, vagina y tercer párpado, constipación, cólico e incluso edema de patas y cara ventral del cuerpo. A medida que la anemia empeora presentan diarrea. La destrucción masiva de los eritrocitos parasitados produce hemoglobinuria.
¿Cómo se diagnostica?
En el laboratorio. Tomando como base la anamnesis y la sintomatología; para establecer un diagnóstico etiológico se requiere observar un frotis de sangre periférica con tinción tipo Giemsa. Mediante diagnóstico serológico empleando las pruebas de fijación del complemento o inmunofluorescencia indirecta o mediante la técnica de la PCR.
¿Tiene tratamiento?
Sí, por un lado se debe hacer un tratamiento sintomático y por el otro combatir el agente etiológico eliminando los vectores y mediante la utilización de fármacos efectivos frente a babesia que permitan en zonas no endémicas eliminar el estado de portador del sujeto.
Puntos clave para prevenir esta enfermedad
1. Evitar que los caballos pasten en zonas con alta población de garrapatas.
2. En caso de encontrarse en una zona de riesgo, aplicar localmente y periódicamente baños garrapaticidas.
3. Evitar en contacto con equinos procedentes de zonas endémicas
4. Ante la aparición de un caso, realizar un control sistemático y exhaustivo de todos los caballos de la cuadra.
5. Revisar diariamente los caballos y en caso de detectar una garrapata extraerla cuidadosamente con pinzas.