Los cuartos en los cascos constituyen un quebradero de cabeza para el propietario y para el caballo.
Son esas pequeñas (o grandes) fisuras que aparecen en el casco. Pueden partir del borde inferior de la pared y “ascender”, la mayor parte de las veces no producen cojera ni sintomatología, simplemente es un efecto visual, o pueden partir del rodete coronario y extenderse hacia abajo, en cuyo caso suelen sangrar y causar dolor.
¿Porqué se producen estas “fisuras”?
Para responder a esta pregunta tendremos que entender todas las funciones que tienen los cascos del caballo como estructura. A parte de las obvias: soporte/locomoción…el casco en sí mismo constituye un sistema de bombeo que recoge toda la sangre que baja por la articulación y aprovechando los cambios en las fuerzas que se ejercen en cada zancada, ayuda al retorno de la sangre periférica a la circulación principal. Los seguidores del “barefoot” llaman a este sistema “la teoría de los 5 corazones” y es uno de los principales argumentos para dejar al caballo sin herraduras.
El casco se somete a distintas fuerzas físicas (gravedad, concusión, rozamiento etc) y un desequilibrio entre estas fuerzas físicas y biomecánicas, unido a una falta de elasticidad y debilidad de las laminillas que lo conforman puede provocar que aparezcan cuartos.
¿Cuándo se produce el desequilibrio entre las fuerzas?
Aquí vamos a romper una lanza a favor de los podólogos y los herradores. Si preguntáis a cualquiera de ellos, siempre os van a decir que el problema empezó por el casco, como consecuencia de sucesivos malos recortes o herrajes inadecuados. Y es verdad, cada caballo tiene una conformación y aplomo determinada y hay que tenerla en cuenta a la hora del recorte, intentando no perjudicar a su biomecánica, para que no aparezcan estas “fisuras” en la pared.
Pero pensándolo detenidamente, las fuerzas también cambian cuando el caballo cambia su manera de andar, es decir, cuando hay una lesión.
La mayor parte de las veces los caballos modifican su forma biomecánica cuando hay una lesión subyacente. No tiene porqué ser una lesión grave, que produzca una cojera muy evidente, pero si lo bastante crónica como para que el patrón de la marcha se haya visto alterado.
Este cambio a la hora de distribuir el peso, produce atrofias, sobrecargas en tendones, alteraciones en la fascia… y se puede llegar a ver en el casco.
Así que podríamos decir que los cambios en los cascos “vienen de abajo” o “vienen de arriba”, la mayor parte de las veces cuando llegamos a verlos los veterinarios, hay alteraciones “arriba” en la biomecánica, en los tendones… y además, “abajo”, cuartos en los cascos. Preguntarse ¿Dónde empezó? Es como preguntarse ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?, probablemente nunca lo sabremos pero es importante tener al caballo al completo en cuenta para tratarlo.
Los cuartos en Medicina Veterinaria Tradicional China
En Medicina Veterinaria Tradicional China (MVTC) los cascos: si están más secos, más blandos, más oscuros etc reflejan el funcionamiento del hígado. En concreto, los cuartos se entienden como una “deficiencia de sangre de hígado”.
Esto quiere decir, por un lado, que no está llegando suficiente sangre o la sangre no es tan rica en nutrientes, con lo que las laminillas no adquieren los nutrientes y no se oxigenan al 100%. Puntualizo, que se trata de una deficiencia no de una completa falta.
Por otro lado, mencionamos el hígado, ¿Qué tiene que ver el hígado en todo esto?, en MVTC el hígado no es sólo el órgano físico, sino que abarca, los cascos, la musculatura, los tendones y se refleja en otros órganos como los ojos por ejemplo. Además, igual que en la medicina convencional, el hígado es responsable de la síntesis de sustancias fundamentales que van a favorecer la adquisición de los nutrientes que vienen en el alimento y que intervienen en un millón de procesos dentro del organismo (vitamina B12 o albúmina, por ejemplo). También hay un montón de sustancias de desecho que se excretan al tubo digestivo desde el hígado y se eliminan con las heces (entre ellas algunos medicamentos).
Un hígado que no funciona al 100% hace que se acumulen sustancias de desecho en sangre, en este caso no suficientes para que haya toxicidad como ocurriría en una hepatitis, por ejemplo, pero el organismo aprecia este cambio. Y además, es un hígado que no sintetiza todas las sustancias necesarias o no en la cantidad necesaria.
Resumiendo, el hígado no funciona al 100% y eso se está reflejando en la sangre y en la irrigación de los tejidos del casco.
Causas principales de que el hígado no funcione al 100%
Una dieta inadecuada
Exactamente igual que si fuera un coche, la principal causa de que no funcione algo es la falta de combustible. Una dieta inadecuada, carente de todas o alguna sustancia fundamental para el funcionamiento correcto del hígado y/ o que sea muy difícil de digerir, haciendo trabajar demasiado al hígado para obtener esos nutrientes.
Normalmente en caballos se traduce en dietas muy altas en proteína con proteína de baja calidad o muy grasas y poco heno verde.
El estrés
El estrés y la frustración tienen como principal órgano diana el hígado según la MVTC y alteran su funcionamiento igual que afectan al sistema inmunitario.
Muy habitual en caballos de competición, que pasan muchas horas en un box y muy poco tiempo sueltos en manada siendo caballos.
Hay más causas que dificultan el funcionamiento del hígado o que lo dañan directamente como tóxicos o problemas congénitos, pero son menos habítuales.
¿De manera que cual sería nuestra aproximación holística para tratar los cuartos?
- Llamar a un podólogo y/o herrador y corregir la distribución de las fuerzas. Importante revisar la integridad de la ranilla para asegurarnos de que “bombea”.
- Revisar si existen lesiones antiguas, ponerles tratamiento y reordenar la marcha para restablecer la biomecánica “normal”.
- Revisar la dieta, el manejo y las otras causas menos probables que afectan al hígado.
- Echarle una manita al organismo aportando nutrientes y asegurándonos de que llegan a los cascos con acupuntura, fitoterapia y suplementos como la biotina por ejemplo.
¿A qué no vas a volver a mirar los cascos igual?